Mi nombre es Yorlin María Valladárez, vivo en la última casa de la comunidad de Las Manos, en la parte alta de la Cuenca del ío Dipilto. Es un sitio muy fresco, donde hay frutas, café, pájaros, ardillas… y mucha tranquilidad.
En el año 2021 llovió poco, por lo que el café maduró temprano y poquito; pero como hay que cortarlo para no perderlo, ahí fui sacando de poquito en poquito, un día cuatro latas, otro día tres y así. A pesar de esos desajustes que trae el clima, es bonito vivir aquí.
Con el Programa Cuenca Dipilto he aprendido a cuidar la cuenca; porque hay distintas maneras de cuidarla, y todas las personas que vivimos aquí, podemos hacer algo para mejorarla.
Con el Programa he participado de distintas maneras; me estoy formando como Promotora Champions, que es una promotoría voluntaria a nivel de la comunidad, para el apoyo a nuestros vecinos en temas de producción.
La cuenca la compartimos las familias que vivimos en parcelas pequeñas, dueños de fincas medianas y los grandes cafetaleros; por eso es importante ver el tema de la producción no como mi finca, sino como el lugar donde vivimos todos, nos beneficiamos todos o nos afectamos todos. Y entre todos ver cómo producir de mejor manera, para evitar que la cuenca se arruine.
En la Escuela de Campo para Promotora Champions he aprendido muchas cosas; porque uno dice yo sé sembrar café, sé cuidarlo y cosecharlo, pero la verdad es que hay muchísimas cosas que no las hacemos bien o que las podemos hacer mejor.
Hay temas que me han llamado mucho la atención y los veo muy útiles, por ejemplo, las obras de conservación de suelos; porque aquí son muy empinados, y ya sabemos que la lluvia los arrastra con facilidad, y que son necesarias las obras para protegerlo, como las barreras vivas, barreras muertas o los diques.
Comprender cómo hacer una barrera es fácil; pero cómo hacer las curvas a nivel donde van a ponerse las barreras, eso no sabía. Ahora tengo más idea de cómo hacerlas con el aparato A.
El aparato A es sencillo de hacer, es un nivel que se hace con tres reglas, colocadas como formando una A. El asunto difícil está en la manera de usarlo, de forma que se pueda ir marcando en el terreno los puntos a un mismo nivel, formando la curva donde se va a poner la barrera.
Como el curso duró tres meses, los temas fueron avanzando. Aprendí cómo hacer abono orgánico, producir abono con lombrices de tierra, hacer vivero de café; lo que me dejó más enseñanzas fue el cuidado del suelo, para que no se ponga pobre.
En la Escuela de Campo aprendimos a identificar las capas de suelo, a observar si el suelo es rico en materia orgánica o si el suelo está muerto. Los suelos que están pobres de materia orgánica retienen menos agua y se desgajan con más facilidad.
Mi nombre es Yorlin María Valladárez, vivo en la última casa de la comunidad de Las Manos, en la parte alta de la Cuenca del Río Dipilto. Es un sitio muy fresco, donde hay frutas, café, pájaros, ardillas… y mucha tranquilidad.
En el año 2021 llovió poco, por lo que el café maduró temprano y poquito; pero como hay que cortarlo para no perderlo, ahí fui sacando de poquito en poquito, un día cuatro latas, otro día tres y así. A pesar de esos desajustes que trae el clima, es bonito vivir aquí.
Con el Programa Cuenca Dipilto he aprendido a cuidar la cuenca; porque hay distintas maneras de cuidarla, y todas las personas que vivimos aquí, podemos hacer algo para mejorarla.
Con el Programa he participado de distintas maneras; me estoy formando como Promotora Champions, que es una promotoría voluntaria a nivel de la comunidad, para el apoyo a nuestros vecinos en temas de producción.
La cuenca la compartimos las familias que vivimos en parcelas pequeñas, dueños de fincas medianas y los grandes cafetaleros; por eso es importante ver el tema de la producción no como mi finca, sino como el lugar donde vivimos todos, nos beneficiamos todos o nos afectamos todos. Y entre todos ver cómo producir de mejor manera, para evitar que la cuenca se arruine.
En la Escuela de Campo para Promotora Champions he aprendido muchas cosas; porque uno dice yo sé sembrar café, sé cuidarlo y cosecharlo, pero la verdad es que hay muchísimas cosas que no las hacemos bien o que las podemos hacer mejor.
Hay temas que me han llamado mucho la atención y los veo muy útiles, por ejemplo, las obras de conservación de suelos; porque aquí son muy empinados, y ya sabemos que la lluvia los arrastra con facilidad, y que son necesarias las obras para protegerlo, como las barreras vivas, barreras muertas o los diques.
Comprender cómo hacer una barrera es fácil; pero cómo hacer las curvas a nivel donde van a ponerse las barreras, eso no sabía. Ahora tengo más idea de cómo hacerlas con el aparato A.
El aparato A es sencillo de hacer, es un nivel que se hace con tres reglas, colocadas como formando una A. El asunto difícil está en la manera de usarlo, de forma que se pueda ir marcando en el terreno los puntos a un mismo nivel, formando la curva donde se va a poner la barrera.
Como el curso duró tres meses, los temas fueron avanzando. Aprendí cómo hacer abono orgánico, producir abono con lombrices de tierra, hacer vivero de café; lo que me dejó más enseñanzas fue el cuidado del suelo, para que no se ponga pobre.
En la Escuela de Campo aprendimos a identificar las capas de suelo, a observar si el suelo es rico en materia orgánica o si el suelo está muerto. Los suelos que están pobres de materia orgánica retienen menos agua y se desgajan con más facilidad.
Mi cambio más significativo
“Más realizada y comprometida
con la comunidad”

El cambio más importante que he tenido en este proceso, es que, como mujer, me siento más realizada y más comprometida con la comunidad.
Lo único que me puede alejar de este compromiso es que no encuentre cómo sostenerme y tenga que irme a trabajar a otro lugar.
Mis capacidades han mejorado mucho y tengo la mente más dispuesta a hacer nuevas cosas.