Mi nombre es Lidia Esther López Torrez, vivo en el barrio San Agustín en Dipilto Nuevo. Desde que comenzó el Programa Cuenca Dipilto, empezamos a organizarnos, a aprender sobre los problemas que afectan la cuenca; fuimos pasito a pasito, aprendiendo en reunirnos. No sabíamos nada de lo que era una organización en la comunidad.
Ya organizada, en el año 2019 fui beneficiada por el Programa con un pozo cisterna para recoger el agua de la lluvia que cae del techo; esta cisterna almacena diez mil litros de agua. Antes yo iba a traer el agua con dos bidones y mi niña con dos pichingas; era un trabajo duro.
En ese entonces me matriculé en primer año de secundaria a distancia. Empecé a estudiar y eso me ayudó tener otras ideas, qué tipo de trabajo podía desempeñar en mi comunidad y fui dejando la pena para hablar.
Ahí aprendí que la organización en mi comunidad me servía de mucho, lo que aprendía me servía en mi hogar y en mis estudios. Al inicio es difícil para uno como mujer, darse ese espacio para atender nuestras necesidades personales; porque ser ama de casa y atender a los hijos, nos hace creer que no nos dará tiempo para asistir a las reuniones o a los estudios.
Así que, al mismo tiempo, me gustó mucho estar organizada y me despertó el deseo de estudiar. Yo era demasiado humilde; desde el momento me dije: “yo puedo”, puedo luchar por mí misma, yo puedo estudiar, yo puedo prepararme.
El camino fue largo; porque empecé desde primer año. En el 2019 alcancé mi meta, me bachilleré. Mi orgullo fue grande; pero al mismo tiempo la situación económica, no me permitía seguir estudiando.
Cuando llega febrero del 2020, de la Alcaldía de Dipilto me dicen que redacte mi hoja de vida y que lleve mis papeles, para ver si soy beneficiada con una beca.
Me dije: “bueno ésta es una oportunidad”. Metí mis papeles y después me avisaron que había sido beneficiada con la beca en la UNAN, para estudiar en la Facultad Regional Multidisciplinaria, FAREM, Estelí, en la sede de Mozonte.
En el 2020 inicié mi primer año para la licenciatura en Turismo Sostenible, y ahora voy para tercero. He aprendido que puedo trabajar en casa, ser madre de familia y llegar a ser profesional, para tener un trabajo digno en la vida, y poder decir: “YO PUEDO”, voy a luchar.
En el 2021 fui beneficiada de un curso en técnico en contabilidad, que imparte el INATEC. Logré sacar ese curso y me entregaron mi diploma. Quiero aclarar que estos cursos y otros que he recibido, es siempre relacionados al Programa.
Todos los cursos nos ayudan a tener conocimientos sobre la cuenca: las leyes que tienen que ver con el agua, la organización de los CAPS, el mantenimiento de los sistemas de agua, la calidad del agua y la contabilidad. Son cursos para aplicarlos en la comunidad.
Tengo varios cursos y sus diplomas; quiero mostrarles algunos.
Ahorita pasé el curso de computación, fue difícil tocar la computadora, tenía mucho temor de dañarla.
He participado en muchos cursos y talleres promovidos por el Programa y he adquirido conocimientos, siento mis clases mucho más fácil; además que puedo ver qué hacer en la comunidad, por la experiencia que tengo como CAPS en la comunidad.
Cuando inicié mis estudios en el año 2020, yo tenía 30 años, mi primera hija 14 años y la segunda tenía 7 años. Ellas me ayudan y yo se los agradezco, la grande me ayuda a cuidar a la más pequeña, ahora tiene 16 años y este año sale de bachillerato.
En todo mi marido me apoya. Él tiene 40 años y siente que es mayor para estudiar, a veces le digo a él que sería bueno retomar los estudios y que la edad no es lo importante. Para mí el abrir el pensamiento, las ideas, fue lo que me ayudó a encontrar un propósito en mi vida y ponerme una meta más allá.
La beca en la universidad me cubre todo, el transporte y el pago total de mi mensualidad. Lo que a mí me toca es estudiar con dedicación para tener mis notas de 90 para arriba; eso es el compromiso como estudiante, para conservar la beca. Y desde luego no faltar a clase.
Volviendo a los cursos del Programa y mis estudios de la universidad, quiero contarles que hay una clase de computación. Para mí de sólo ver que me va a tocar esa clase, me preocupaba. Eso terminó cuando en el Programa coordinaron un curso en computación con el INATEC.
Mi temor era dañar la computadora, me preguntaba cómo enciendo la computadora, ni eso sabía. La profesora nos enseñó a encender la computadora y nos dio un libro para ver paso a paso lo que teníamos que hacer, ahí fue donde me alegré. Nos enseñaron cómo hacer planilla de trabajo, cómo hacer cartas, varias cosas aprendí ahí.
MI CAMBIO MÁS SIGNIFICATIVO
“Mi compromiso con la comunidad
ha cambiado mi vida”
Mi corazón está más tranquilo con los cambios que he realizado, más satisfecho; porque he aprendido, puedo desempeñar un trabajo mejor en la crianza de nuestros hijos, de nuestro hogar.
Puedo abrir los ojos al conocimiento y hacer cambios en mi familia, tener metas e ilusiones de estudios para mis hijas; esto es lo más grande de mi experiencia.
Yo doy gracias por este Programa, sin él, yo me hubiera quedado en la casa, lavando, cocinando; no hubiera abierto los ojos, no me hubiera informado.
Eso me ha ayudado mucho, mucho; porque hoy en día ya voy avanzada en mi licenciatura. Hoy en día mi orgullo es que cuando vaya a computación en mi licenciatura, ya no tengo miedo, ni temor a una computadora.
Me miro siempre apoyando a mi comunidad, al comité de Cuenca y al Comité de Microcuenca donde soy vocal.